sábado, 3 de agosto de 2013

el amor de quien nos muerde



"Todos lo días abre la muerte un tajo"
Leticia Ressia





Todos los días rebalsa la muerte su miseria.
Violenta una puerta. Entra en una casa.
Es el animal menos amado.
Todos los días se vacía un hombre. Se lo pierde de vista.
Se lo planta como una semilla que brotará en el centro. 
Esta ropa sufre, el hábito del rostro hundido en su golpe,
consolado por su máscara.
Considérate máscara, considérate sueño. Considérate hábito.
Toca unas manos frías con tu tierra roja
Toca su percusión y su lanza
Todos los días se cierra unos ojos, se marchita un ramo
Caminamos con sangre marchita que nos ahoga.
Caminamos con la agilidad del que volverá a pasar,
en cinco minutos, en diez años y sin suerte
Todos los días se aleja un cuerpo. Se presiente su ceniza.
Cada cuerpo lleva impregnado el árbol de su ceniza.
Se transcriben fechas para un diario, para una comunión, para una lápida.
Hay gestos en la mañana
Un loco filma sonidos extraños que sube al internet,
 pero no es más que el ruido de su fe desvaneciéndose.
Se cubre una mancha con un mueble,
se cubre una pared con un espejo,
se cubre un hijo con una mascota, 
se cubre una muerte con otra muerte.
Por eso todos los días falta un hombre
Rebalsa, violenta una puerta
Se convierte en su animal menos amado
Sin embargo todavía esperamos que nos devuelva el corazón
Reponga el vidrio roto en la cordura.
Deje de hacer blanco en nuestra música
Por eso cuidado con el sueño que exige agua para su monstruo
Cuidado con la jaula que exige a su pájaro hipocondriaco
porque no es más que un puñado de plumas
lavado en una lata del encierro
Cuidado con la gata ciega que no acaricias, le crecen alas,
se cree serpiente y quizás piensa estrangularte
La fatalidad nace guacha de una puerta, de una uña encarnada,
de un estómago con fiebre.
Ladra, ladra hasta dejar de ser el blanco,
hasta dejar de ver en todas las muertes a tu muerto
Piensa, todos los días se vacía un hombre con engaños
Somos ciegos girasoles que se levantan a seguir la noche
El amor de quien nos muerde.




de El animal no domesticado 

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