Somos del miedo como somos llenos de raíces de incertidumbre.
Somos los ulcerados de la duda.
El apetito es el miedo.
El apetito es el rostro del miedo.
El rostro es el pozo donde una mano miedosa se anida.
Somos los equilibristas del nudo ciego en las entrañas,
hundiendo pasos con pie de palo sobre un hilo.
Somos los repartidos por los múltiples senderos de la duda
que tejemos hasta enredarnos,
que cruzamos como equilibristas.
No importa que tan delgado es el miedo,
no se cortará la cuerda,
cada tirante esta fijado con las raíces de tu incertidumbre.
Igual te balanceas sobre noches masticadas por el invierno y los nombres.
Nombres que el miedo abre a la deriva y por la fuerza.
Somos los desbordados hijos del miedo,
los impregnados en las turbias aguas del miedo,
los refucilados con la luz del miedo,
los astillados con las raíces de la incertidumbre.
Los ulcerados de la duda,
los envejecidos de la duda,
los acunados en brazos de la duda cuando nos ladra el miedo.
Somos los amordazados del miedo,
los levantados de noche,
los fotografiados en territorio del miedo,
los endurecidos equilibristas a mitad de un hilo,
que cruzamos torcidos como un río,
cada hora
a cada paso
de cada desconcierto.
de Quince (2010) ed. Tinta de negros
de Quince (2010) ed. Tinta de negros