domingo, 21 de abril de 2013

Herida de mujer translúcida

Me pasa que tengo en las manos conciencia de haber tocado a una mujer herida.

Me pasa porque la incertidumbre planea en diferentes nieblas.
Me pasa una mujer removida en sus sequías primerizas
azotada luego por los vientos 
de los que no se vieron arribar sus luces

He guiado una mirada triste 
a una mujer emplazada por el tiempo y sus tabulaciones.
enumerada en el lenguaje,
sumada en las cifras absolutas , 
tachada de los viejos cálculos,
escoltada por los malos pronósticos,
una mujer traducida a varios universos,
reproducida y conservada como un perfume silencioso.
La mujer que se parte en su lástima.

La mujer que se ejecuta en mi llanto
lenta y lastimosa como garra que ha surcado rutas pacíficas,
rutas que drenan las pérdidas de mis ríos,
cauces paralelos a mi muerte
que no pasan frente a otros volcando una sola pena.

La mujer exhausta de mi aliento,
resignada al empleo de las alucinaciones.

Escondida por la sed
y dejada al descubierto por el ansia.

Esa mujer ha sido tocada por un cuerpo herido,
ha sido reconocida entre viejos cadáveres con las mismas resistencias,
ha sido exhumada como una música sobre falsas transparencias,
y luego se ha sentado entre mis dedos, 
se ha sentado sobre estas manos que reciben dentro
una ruta, un viento, una sequía
o una herida de mujer translúcida.

Mubarak

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