"La luz ya había muerto entre nosotros"
M. Teresa Andruetto
No tenemos una foto nuestra – dijiste –
Entonces recordé esa frase
que del amante nunca existen fotos.
que del amante nunca existen fotos.
Del amante se tiene, quizás, una pequeña muerte
evaporándose al sol de las tres de la tarde.
Querías una foto, la única ventana posible
Una foto con el peso de una piedra
que pudiera explicar, porque lejos de allí eramos otros
Una foto para desviar el curso del agua
que valga el tiempo de una guerra.
Luego terminamos,
como terminan los amantes
Vos te entregás a todo aquel que quiera llevarse un pedazo –
sentenciaste
y tenías razón.
Ahora soy una mujer muda, inmóvil, como una foto, como la
piedra
que a mitad de la noche cambia el curso del agua.
Y vos, seguís siendo el reflejo del sol que huye de un
cuadro
a las tres de la tarde.
El cuadro que esperaba veinticuatro horas
por ese brevísimo flagelo
Así es el amante,
el disparo de una cámara de fotos llevándose
toda la luz de una ceguera.
Y vos te llevaste todo,
menos esta foto,
que hoy sujeta, la única ventana abierta
para desviar el curso del sol.