"La luz ya había muerto entre nosotros"
M. Teresa Andruetto
No tenemos una foto nuestra – dijiste –
Entonces recordé esa frase
que del amante nunca existen fotos.
que del amante nunca existen fotos.
Del amante se tiene, quizás, una pequeña muerte
evaporándose al sol de las tres de la tarde.
Querías una foto, la única ventana posible
Una foto con el peso de una piedra
que pudiera explicar, porque lejos de allí eramos otros
Una foto para desviar el curso del agua
que valga el tiempo de una guerra.
Luego terminamos,
como terminan los amantes
Vos te entregás a todo aquel que quiera llevarse un pedazo –
sentenciaste
y tenías razón.
Ahora soy una mujer muda, inmóvil, como una foto, como la
piedra
que a mitad de la noche cambia el curso del agua.
Y vos, seguís siendo el reflejo del sol que huye de un
cuadro
a las tres de la tarde.
El cuadro que esperaba veinticuatro horas
por ese brevísimo flagelo
Así es el amante,
el disparo de una cámara de fotos llevándose
toda la luz de una ceguera.
Y vos te llevaste todo,
menos esta foto,
que hoy sujeta, la única ventana abierta
para desviar el curso del sol.
Pienso que este texto necesita una foto
ResponderEliminarMorí...
ResponderEliminarVolví...vuelvo una y otra vez. Quiero conversar tu poema, Laura. Leerte y pensar que del otro sólo tenemos aquello que se evapora. El beso al modo tierno del rocío en la flor. La caricia que es fuego, cuando se enfría se vuelve cenizas. Sin embargo lo efímero nos roba. Como me roba esa imagen de un cuadro aguardando veinticuatro horas a que lo barra la luz(y te juro que lo siento como una de las cosas más bellas que he leído nunca. Quizás sea cosa de hoy, pero lo efímero de la belleza no hace menor la exaltación). Pienso en los girasoles de Van Gogh encarnando a la perfección la espera y la angustia en su amarillo estrangulado. Pienso en esa piedra tratando de cambiar un curso, y en como a veces el agua crece, y entonces no hay piedra o dique que su caudal pueda detener....
ResponderEliminarMis fotos están llenas de muertos. Ninguna amante, apenas polvo...
ResponderEliminarHay poemas como este, que me gustaría haberlo escrito yo. un abrazo.
ResponderEliminarveinticuatro horas, veinticuatro siglos, veinticuatro vidas, el karma de los amantes,esperando inmóviles la piedra que a media noche cambie el curso de nuestros ríos,o la tibieza de ese rayo de sol que viene entre nube y nube a calmar el frío.
ResponderEliminarVos te entregás a todo aquel que quiera llevarse un pedazo.
ResponderEliminarMi favorito, sin duda, se sabe.
Tiene la foto y la luz y el cuadro.