Vi reflejado en el ojo de la bala,
el centro de la liebre.
También vi en la copa del árbol
la cabeza del relámpago.
He visto desde siempre, pequeños retratos de lo que parte
Sangre en la piel del que lastima
Muerte en lo que no ha vivido
Pero nada ha sido
como ver crecer en tus manos
cada noche
mi último instante
mi último instante
Ha de ser verdad, entonces, que el tacto es sentido perfecto...
ResponderEliminarSos una animal! Me encanta este poema. Me encanta, me encanta.
ResponderEliminarTerrible don. Irreversibilidad de lo que no ha ocurrido. Ese instante que crece y no llega y hace más terrible la demora...Transmiten mucho estas imágenes. Beso
ResponderEliminartristeza.-
ResponderEliminarUn jonrón de poesía.
ResponderEliminar:( No quiero que llegue ese instante.
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