A los mapas de
ciudades hundidas o inexistentes
A los perros atados
en las fábricas
a los manojos
de llaves
a las mujeres que
harán de mí su Atolón Bikini
Temo a la palabra
huésped
al suspenso de una
dicha que se tarda
Al rastro del ciego
a los
coleccionistas, a los testamentos
Temo al vaivén de
los santos en las procesiones
a las ancianas
de pelo rojo
a Cècile, de bonjour tristesse
a la canción que
pusiste el día de nuestra muerte
Pero sobre todas las cosas temo al asesino
en el sueño
recurrente de mi padre,
a su víctima
y a esa parte que
quedó
viva para contarlo
Tus enumeraciones, y ese final...Aplauso!
ResponderEliminarfuerte, con vigor y algo de decepción
ResponderEliminarsaludos
Tremendo! Abrazo. Fabiana León
ResponderEliminargran poema, felicitaciones
ResponderEliminarbuenísimo!
ResponderEliminarDiómío
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