Al final tenemos los hábitos del alcaudón
Digo, que mientras tomas café pensando en esa tía enferma
en cómo le dirás a tu madre
ensayando una intención mansa y enemiga
que suplante a las palabras:
empleas un método
rompes el hielo
Observas a la presa empalada en el espino
te dignas a esperar
que la víctima macere
que adquiera ese sabor incierto
de lo que ha sido sometido a cierto aire cierta luz
cierta displicencia
He de confesar que tenía desconocimiento completo de esa ave llamada alcaudón. Interesantísimo, la verdad. Y una vez leído algo sobre ese pájaro el poema se dimensiona hasta hacerse gigante. Me encantó. Bicos!!
ResponderEliminarEs un pajarito fascinante, su aspecto no hace pensar en tan crueles costumbres...
ResponderEliminarBastante conmovedor el texto.
ResponderEliminarSaludos.
http://youtu.be/iQCSB34lDZQ
http://veleroalakamotera.blogspot.com/
No conocía a ese "pajarillo".Espero que no vaya a la bandada ja...Tremendo bichito..Así el poema crece inconmensurablemente hasta el infinito. Saludos. Eduardo Alberto Planas
ResponderEliminarNunca digas nunca Eduardo. Tremendo pájaro si. Un abrazo
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