Me he quedado estacionado en un revés del ayer, en aquel rostro que el tiempo destiñe. Mis gestos se encargan de su propia demolición, el ceño muestra un dique vertical, la boca dice su crujido reseco y toda la pericia de mis pasos se condensa en un traspiés.
He aquí el inventario: el corazón barnizado de penumbra, áridos el semblante y la razón.
Breve pero resuelto, me gusto, dice mucho..y ese final es justamente una mordida de poeta.
ResponderEliminarBesotes!
Ah, te invito a que algun dia visites Palabras que llegan, mi blog "oficial" jaja
ResponderEliminarBesotes =)
Maravilloso poema.
ResponderEliminarSaludos.
filoso, muy muy lindo
ResponderEliminarMe he quedado estacionado
ResponderEliminaren un revés del ayer,
en aquel rostro que el tiempo destiñe.
Mis gestos se encargan
de su propia demolición,
el ceño muestra un dique vertical,
la boca dice su crujido reseco
y toda la pericia de mis pasos
se condensa en un traspiés.
He aquí el inventario:
el corazón barnizado de penumbra,
áridos el semblante y la razón.
Que conste en actas lo dicho por Trejo!
ResponderEliminarBesos
exacto, preciso y bonito
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