El cuarto de huéspedes es pequeño y sin llave
Ropa vieja, bolsos de viaje
Salvo por un cuadro de la tribu Maasái
Nada presumiría aquí lo salvaje
Dos hombres trepados a un árbol
en medio de la noche
hacen sonar sus dedos
para que un ciervo no identifique su habla
Los chasquidos encajan mejor en la naturaleza
El ciervo nada oye
y es parte de la naturaleza de este cuarto
pequeño y sin llave
practicamente mudo
si no fuera
Por ese viejo placard
que cruje en medio de la caza
llamando a sus huéspedes
aunque aquí la noche esté desperdiciada.
Tus poemas son geografías humanas. Con ellos completaría el atlas heterogéneo de vidas que nunca podría haber soñado. Y poco a poco avanzo una nueva pieza en el mío propio...Caigo rendida a ti, Laura querida...
ResponderEliminarIncreíble. Como un mundo abstraído del mundo. O como una habitación de los sueños...
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarUna viaje a través de un cuadro donde la casa sé vuelve cacería, acecho de fantasmas y la cacería incompleta del mundo del cuadro , la parte que completaria la historia del cuarto. La espera de lo que no vendrá. Hermoso!
ResponderEliminarReitero aquí lo dicho en el comentario anterior del post posterior. Y agrego que fui el ciervo, fui toda la tribu Maasái, los dos hombres, el árbol... la noche y sus desperdicios...
ResponderEliminarNo sé... soy vulgar, burdo, estoy K.O.