Sueldo el ataúd de una mujer llamada Lizzie Borden
Y estoy solo.
Imagino que sabe de mí
Y me averguenzo de su fe:
ser curada por alguien que no ha sido sanado.
Imagino un leño que la neumonía extingue
un río al que se ha arrojado un chacal
Esta habitación lleva un oscuro propósito – pienso -
Como en esa casa de River Fall
donde hoy despierta otro sueño americano
Persiste el olor a estaño
en el almuerzo, en el
viaje a casa.
A la noche pongo el agua para un té
Sigo solo.
Algo ruge como Lizzie
en el porche de la casa que no abren.
Pienso en la locura
como en una taza
donde humea el aliento del día
donde flota la pesadumbre
y todo rostro de la
maldad se refleja y germina
Mi paz brilla como el hacha de Lizzie Borden
Mi voluntad se ha quebrado al ras, como su mango.
de El sueño de Sara Singer
No voy a decir nada. Sos conmovedora.
ResponderEliminarimpresionante!
ResponderEliminarQuiero un pasaje a tu mente....Cómo se puede escribir algo como esto y aun así transmitir paz. Increíble....Besos besos besos
ResponderEliminarTus palabras guardan (porque esconder es acaso una acción propia de la prestidigitación) un halo que me permite sospechar que, a expensas de ellas mismas, hay siempre algo más. Es como si uno debiera entrarles por la espalda para sorprenderlas verdaderamente, y dilucidarlas (miro la parte de atrás del monitor...).
ResponderEliminarNo soy un abultado lector, pero sí soy uno prolijo y obsesivo. Y hay pocos escritores que consiguen generarme lo que vos: esa verdadera movilización sensorial, ese inmiscuirse en la escena (siendo un tercero, o un cuarto o quinto, incluso), ese no querer que acabe...
Te decía recién...que te quedó hermoso ;)
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