Sala A
Como peces siniestros que aguardan ver
el bocado
los veo repartirse las vísceras de
un hombre
vigilan un botín
beben un sorbito de su propia extinción
para no extinguirse
salpican al que viene
Ciegos cruzan llevando un clavel,
todopoderosos con rabia,
entumecidos en andas,
afónicos sin pulso,
niños con el estómago revuelto
Piden un médico, piden wifi, piden un
salmo
Alguien tose, palidece o se extravía
se quita las pelusas del saco
espía el partido
cae al agua hipnótica de la negación
Se desencadena una pelea por un ramo
se empantana el auto del sobrino
los mortificados deambulan
baten el café
Los neuróticos llevan y traen parientes
gatillan chistes de mal gusto
hombrean odio y equipaje
otros trepan la montaña del
remordimiento
hunden los talones en el barro del consuelo
entregan envuelto un dinero
giran llaves, piden saldos,
cómo fue, cuándo fue, dónde estuve?
Al fondo, un hombre levanta una colilla
apagada
y la vuelve a encender
siente el gusto agrio de lo que
resucita a la fuerza.
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